lunes, 23 de junio de 2014

¿Molestias urinarias?

Imagen de un chico y una chica orinándose

Las molestias urinarias como escozor, dolor, urgencia miccional o sangrado urinario, son causa frecuente de consulta en urgencias. Habitualmente son los síntomas con los que se presentan las infecciones de orina o cistitis, teniendo que someterse en la mayoría de ocasiones a tratamiento antibiótico. Por desgracia, muchas de las personas que sufren estas molestias no las sufren sólo una vez, sino que tienen tendencia a repetirlas en el tiempo.

¿Qué podemos hacer para evitar, en la medida de lo posible, que se repitan estas infecciones?

Los urólogos suelen recomendar una serie de consejos que voy a dejar reflejados por aquí, que espero pueda serviros de ayuda:

1. Asegurar una ingesta suficiente de líquidos al día (beber al menos 4 botellas de medio litro de agua), además del líquido ingerido por otros medios (sopas, cafés, ...), a no ser que tenga alguna patología de base por la que su médico lo haya contraindicado.

Gota de agua que anima a beber2. Las bacterias pueden crecer cuando la orina permanece en la vejiga urinaria durante mucho tiempo, por lo que debe orinar frecuentemente y en cuanto sienta la necesidad de hacerlo. Como máximo, no dejar pasar más de 3-4 horas durante el día.

3. Orinar antes y después de mantener relaciones sexuales, para eliminar las bacterias que hayan podido entrar en la uretra durante el coito.

4. Después de ir al baño, limpiarse siempre hacia atrás, sobre todo tras haber realizado deposición.

5. Evitar ropas mojadas en contacto con genitales. Realizar cambios frecuentes de compresa en período de menstruación, precaución tras duchas, piscinas... Asegurar buen secado genital.

6. Usar ropa interior de algodón y prendas holgadas. Éstas permiten la entrada de aire y ayudan a mantener la zona seca. Evitar pantalones apretados y la ropa interior de nailon, que atrapan la humedad y contribuyen al crecimiento de las bacterias.

7. Los diafragmas y espermicidas en mujeres pueden provocar infecciones urinarias porque estimulan el crecimiento de las bacterias. Los preservativos sin lubricantes o los que contienen espermicida, provocan irritación, y favorecen que las bacterias provoquen síntomas. Pensar en la opción de cambiar de método anticonceptivo.

8. Acidificación de la orina mediante la toma de zumo de arándano rojo diario. Aumentan la acidez de la orina haciendo que las bacterias no puedan crecer fácilmente. El zumo de arándano además también hace que la pared de la vejiga urinaria se vuelva más mucosa y así las bacterias no puedan adherirse a ella.

Jugoso zumo de arándanos como medida preventiva de infección de orina





BIBLIOGRAFÍA: Recomendaciones para pacientes Servicio Urología Hospital Fuenlabrada

lunes, 16 de junio de 2014

Os voy a contar un cuento...

Mi gusto por la escritura se remonta a tiempos inmemorables, aquellos en los que a penas  era una estudiante de primaria con una imaginación desbordante. Poco a poco esa imaginación se fue sustituyendo por narraciones basadas en experiencias personales, siendo el comienzo de la universidad el principal causante de que casi todos mis relatos se vieran impregnados de tintes médico-sociales. 
Os voy a contar un cuentoSin duda, una de las ramas de la medicina que más me ha influído a la hora de escribir ha sido la Psiquiatría. ¿Por qué? Quizás sea la complejidad de sus trastornos y el amplio desconocimiento que todavía se tiene de ellos (a pesar de los innumerables estudios que continuamente se están realizando) que me han permitido crear narraciones menos convencionales sobre escenarios corrientes.

Y aprovechando que dispongo de este Blog para mostraros alguna de aquellas narraciones, aquí os la cuelgo.
¡Espero que os guste!

AMIGA JULIA
Caminaban las dos juntas, descalzas para ser sigilosas. Con una mano sostenían las sandalias de tiras de cuero marrón y con la otra levantaban hasta la cintura el fino camisón de hilo blanco que vestían. La brisa de aquella noche empujaba dulcemente la suave tela en todas direcciones, compitiendo así con el gracioso vaivén de sus caderas al andar. 
La luna llena, silenciosa testigo desde el cielo, alumbraba su camino. 
Sara iba delante. Sus piernas largas aunque delgadas, se abrían paso de manera imponente entre la maleza. Aún con el gesto torcido y el ceño fruncido, su fina tez blanca desvelaba su juventud. Su larga melena castaña, aunque trenzada, intentaba escaparse ayudada por el traqueteo de su cabeza. Algún mechón de pelo, pionero en la huida, había logrado llegar hasta el tirante de encaje de su camisón. 
Intentando alcanzarla, Julia, sonriente, la seguía por detrás. Tenía el pelo más corto, pero curiosamente era idéntica a Sara en todo lo demás.

chica de blanco corriendo por un bosqueNo hacía mucho tiempo que se habían conocido y ya eran grandes amigas. La madre de Sara nunca ponía buena cara cuando se mencionaba a Julia en casa. Sus visitas revolucionaban la tranquila vida de su hija y, lo que era aún peor, despertaba con sus ideas una curiosidad por todo lo que le rodeaba que, por alguna extraña razón, siempre había intentado mitigar su madre. 
Sin embargo, esta vez Sara sabía que había llegado demasiado lejos; haber salido aquella noche a hurtadillas de su casa era lo más arriesgado que jamás había hecho. La sola idea de imaginar a su madre descubriendo su fechoría le aterrorizaba, pero fue tanta la insistencia de Julia para que salieran a divertirse que, aunque a regañadientes, la convenció. 
Por fin, tras dejar atrás aquél oscuro descampado, sus pies doloridos pudieron sentir la agradable sensación de la arena fresca de la playa. 
La luna, ahora coqueta, se miraba en el mar mientras numerosas estrellas la envidiaban repartidas por el oscuro cielo. 
Las dos jóvenes anduvieron por la orilla de la playa con las sandalias en la mano y el camisón ya suelto. Alguna ola valiente rompía más lejos que las demás. Mojaba con su paso el dobladillo de los camisones haciéndolos más pesados y burlando a la brisa que ya no los podía agitar. A medida que se iban acercando al pueblo, sus luces iluminaban más la playa. Pronto pudieron intuir el comienzo de un paseo marítimo. Sara se detuvo a contemplarlo, mas no por mucho tiempo; Julia desde detrás, sin perder la sonrisa, la había agarrado de un brazo y tirando suavemente, la arrastró hacia ese paseo. 
Una vez allí, la tenue luz de un reguero de farolas, todas revestidas de un mismo marrón oxidado, se perdía en la lejanía. Entre ellas se intercalaban de vez en cuando unas casetas de madera pintadas de blanco y cubiertas con una lona del mismo color. Julia, maravillada con todo aquello, corrió hasta detenerse frente a una de las casetas. Algo descarada, descolgó la parte izquierda de la lona y movida por la curiosidad, se adentró. Sara fue tras ella, pero más dubitativa, sólo asomó la cabeza. Ante sus ojos aparecieron, sobre una mesita de madera, abalorios de todo tipo y detrás, justo al fondo de la caseta se hallaba Julia, rodeada de vestidos de colores veraniegos. 
Minutos después volvían a colgar la lona. Ahora cada una llevaba su camisón en la mano y, con la idea de devolverlos al día siguiente, se habían vestido con uno de aquellos vestidos del fondo de la caseta. Bajo la farola más cercana, se calzaron sus sandalias de tiras de cuero. 
Sara se soltó el pelo y tras agitarlo suavemente con sus dedos, suspiró. Se había deshecho de su cara de enfado; al fin y al cabo, y por muy descabellada que le había parecido la idea de Julia, la había secundado y se estaba sintiendo bien. 
Sonrientes y llenas de vitalidad abandonaron el paseo, dejando bajo el suspiro de luz de aquella farola, los arrugados camisones de hilo blanco. 
Aquél no era un pueblo muy grande y sus calles, rodeadas de casas blancas, lo hacían muy acogedor.

Imagen nocturna de un pueblo de la costa
Buscando la zona de pubs, Sara y Julia comenzaron a subir por el empedrado de una calle bastante empinada. El alumbrado, tan tenue como el del paseo, pendía de unos farolillos también del mismo marrón oxidado. 
No tardaron mucho en encontrar la zona que buscaban. Allí, nada más acabar la calle, se abrió ante sus ojos una plaza llena de gente y rodeada por unos viejos soportales también blancos cuyas entrañas albergaban numerosos bares. En el centro, diversos grupos de jóvenes hablaban, reían y se divertían. Algunos sólo lo intentaban, ayudándose del botellón. 
Las dos amigas pasaron por delante de varios bares. Todos estaban muy concurridos, quizá en parte se debiera a las promociones que colgaban en internet a través de alguna red social. En la puerta de uno de ellos había aparcadas varias motos. Un par de novios discutían acaloradamente. Por los gritos que daban, Sara entendió que aquella pareja no podría regresar a casa en moto por mucho que el chico insistiera, su novia se resistía a dejarle las llaves en ese estado de embriaguez. 
Por fin, tras elegir uno que parecía ambientado en un patio andaluz, entraron. Había tres barras, todas cubiertas con cáñamo salpicado de cuando en cuando por las verdes hojas de una enredadera. El ambiente no estaba cargado, pues el local no tenía techo. En el centro de la pista había tres palmeras que se alzaban majestuosas perdiéndose en la negrura de la noche. Rodeándolas, había un pequeño muro de piedra grisácea con asientos tallados. 
La música, una mezcla de pop-rock actual, enseguida invadió a las dos jóvenes que se dejaron arrastrar hasta la pista, donde comenzaron a bailar. 
Casi sin darse cuenta, los ojos de Sara comenzaron a buscar a alguien entre la multitud. Sin mucho éxito, volvió a mirar a su amiga que se movía sin cesar. Siguiéndole el ritmo empezaron a sentirse el centro de todas las miradas. Un hormigueo en el estómago y unas ganas locas de reír le hicieron comprender lo feliz que era entonces. 
De pronto, una mano agarró por sorpresa la cintura de Sara y comenzó a rodearla arrugando suavemente su vestido nuevo. Ella, intrigada, comenzó a girar sobre sí misma jugando sugerente a un pilla pilla improvisado. Unos segundos frente a él bastaron para reconocerlo. Era Manuel, a quién antes había buscado sin querer con la mirada; el mismo al que desde hacía años miraba en silencio desde la ventana de su habitación. 
Pese a que ella conocía bien su pelo negro, sus ojos rasgados y esa sonrisa tan seductora, siempre había procurado que él nunca la viera, que jamás supiese que ella era su vecina. Y lo había conseguido. 
Allí, todavía en el centro de la pista, Manuel se había convertido en el cazador cazado. Ingenuo triunfador, mantenía firme su mano en la cintura de Sara, rodeándola sin querer dejarla escapar. 
El sonido tan alto de la música al principio sirvió de excusa para que Manuel pudiera acercarse al oído de Sara para hablarle, y más tarde, como pretexto para salir a conversar mientras daban un paseo. 
Antes de abandonar el bar, Sara echó un último vistazo al interior del local y sonrió al no encontrar a Julia. Seguro que había entendido la situación y había preferido dejarlos solos. De todas formas estaba tranquila, no sabía bien cómo se las arreglaba para aparecer luego en el momento preciso, pero sabía que en unas horas se reencontrarían. 
Una vez en la calle, guiada por la mano de Manuel llegaron hasta una de las motos que antes habían visto. Ahora ya no había nadie discutiendo. Montaron los dos, suerte que Manuel había conseguido otro casco y dando gas, se alejaron de allí. 
El corazón de Sara latía con más fuerza de lo que nunca lo había hecho. Sentada detrás de Manuel, lo rodeaba con sus brazos y lo estrechaba con sus manos. El viento movía su pelo que, travieso, se escapaba del casco. Sonreía y cerraba los ojos. Quería saborear aquél momento y guardarlo en la memoria pues no sabía si algún día podría repetirse. 
Bajaron de la moto cerca de la playa y caminaron por el paseo marítimo bajo aquella tenue luz que les proporcionaba intimidad. Hablando y riendo se perdieron en ese juego en el que sin querer participan los enamorados, hasta que comenzó a amanecer. 
Sara decidió esperar a Julia para regresar juntas a casa, pues no creyó conveniente que Manuel descubriera dónde vivía. La aguardó en el mismo puesto donde hacía unas horas habían adquirido sus vestidos. Tras un último beso en sus labios aún candentes, el joven se alejó en su moto. Como Sara había previsto, su amiga no tardó en llegar.

mujer mirando hacia el mar bajo la luna llenaLa luna las contempló por última vez antes de desaparecer. Se dirigían por la playa hacia el descampado que conducía a casa de Sara, pero antes de abandonar la fresca arena, Julia insistió en descalzarse para disfrutarla un rato más. Tanta era la felicidad de Sara que sentía que no cabía en su pecho. La noche había sido demasiado intensa.

El sonido de un viejo teléfono retumbó por toda la casa. Una llamada inesperada despertó a la madre de Sara. Con el corazón en un puño y la tez más pálida que de costumbre, corrió deprisa hasta la habitación de su hija comprobando que, efectivamente, no estaba en su cama. Rápidamente se abalanzó sobre la mesita de noche que había a un lado del pequeño cuarto y haciendo temblar la lámpara que sostenía encima, abrió su único cajón. Metiendo la mano hasta el fondo encontró lo que buscaba. La cerró y apretándola fuerte la sacó despacio del cajón. Se giró hacia la puerta de la habitación, donde ya estaba su marido y, con la cara descompuesta por el dolor, se abalanzó sobre él llorando amargamente. 
Una fina figura femenina de piel blanca y piernas firmes, de la que pendía una larga melena castaña revuelta con arena, yacía sobre la playa. Iba descalza, pero llevaba puesto un vestido veraniego. La sonrisa de sus labios todavía confundía si podía estar con vida. Así habían descrito a Sara ante la policía unos turistas aquella mañana. 
Pronto se había montado un dispositivo policial en la playa. Inmediatamente a su identificación se había avisado a sus padres. No muy lejos de allí, bajo una farola del paseo marítimo se hallaba un único camisón de fino hilo blanco: era el de Sara. 
El estudio forense tras la autopsia desvelaría días más tarde que se había tratado de una pequeña hemorragia cerebral. Quizá alguna emoción fuerte había dañado sus delicadas entrañas. 
Mientras tanto, la madre de Sara seguía llorando desconsoladamente. De pronto lanzó contra el suelo aquello que había sacado del cajón de la mesita de noche y había agarrado con tanta fuerza. Un montón de pastillas salieron entonces despedidas y se desperdigaron por toda la habitación. Sara, que llevaba toda su vida bajo tratamiento médico, sabía que cuando no tomaba aquellas pastillas durante algún tiempo, aparecía esa maravillosa amiga a la que llamaba Julia. Con ella se sentía arropada al hacer todo aquello que su madre le tenía restringido, incluso el salir a la calle. 
Aunque nadie en el barrio la había visto nunca, todos los vecinos sabían que, recluida en su casa, vivía la joven Sara. Aquella sobreprotección que había empleado su madre toda la vida, no había sido sino el motor de aquél terrible desenlace. No obstante, aunque aquella noche de emociones acabara con la vida de la joven, su forma de despedirse del mundo mitigaba el dolor de su pérdida. Paradójicamente, nunca antes había logrado mostrar una sonrisa tan viva.

Amanecer en la playa con huellas sobre la arena

lunes, 9 de junio de 2014

Los Médicos... ¡También somos personas!


Hace algún tiempo tuvimos una guardia horrible... un lunes tras un largo puente. Entre la gente que ya se espera a que sea lunes para ir a urgencias, la que espera a su médico y éste le deriva al hospital, la que enferma durante el puente pero al estar de vacaciones mejor aguanta sin ir al médico hasta llegar a su ciudad y la que enferma ese mismo día...¡¡ya podéis imaginar cómo estaba de lleno el hospital y la sala de espera!!

Sala de espera de una sala de urgencias llena de gente

Yo entiendo que la gente cuando espera, desespera. Empatizo con todos aquellos enfermos que, asustados, aguardan a que les vea un médico o a que les realicen las pruebas necesarias hasta hacer un diagnóstico; de verdad que, al igual que a todos mis compañeros (ya sea enfermero, celador o médico), no nos gusta ver a la gente sufrir por un dolor, verlos acongojados sin saber qué les ocurre ni hacerles esperar de forma innecesaria... de verdad que no. De hecho, el sistema de triage de la entrada sirve para clasificar a los pacientes en función de su gravedad, de tal forma que todo paciente muy grave será visto y atendido inmediatamente. Pero cuando los pacientes no están en riesgo vital, han de esperar su turno y son atendidos cuando les corresponde, y si el hospital está lleno de gente, la espera irremediablemente se vuelve larga. 

guantes para protegernos de los pacientes
Precisamente ese lunes post-puente, día de aglomeraciones en la sala de espera, viví un momento bastante desagradable: una señora, cansada de esperar, me gritó a mí al pasar por su lado, exigiéndome que la atendiéramos inmediatamente porque lo suyo era urgente. Os puedo asegurar que, al igual que mis compañeros, desde que entré a trabajar no había parado de ver pacientes, y aún así la lista seguía siendo larguísima pues seguían viniendo más. "Es un servicio de urgencias, aquí todo lo que llega es urgente y vamos atendiendo por orden" respondí. La señora muy enfadada siguió gritando en el pasillo bastante rato más; yo seguí trabajando. Pero la sensación de que me griten a mí, que lo único que hago es atender a la gente, es muy desagradable y puede distraerme, generar mal estar entre los demás pacientes y el equipo médico además de estresar y culpabilizarnos de algo que no nos compete. 

Nosotros estamos para ver pacientes, pensar en las enfermedades que pueden tener, aliviar y curar el dolor, tranquilizar y decidir si precisan ingreso o pueden marcharse a casa. No decidimos cuántos pacientes acudirán a la urgencia, ni hacemos distinción ante pacientes de la misma gravedad. Tampoco podemos ir más rápido o más despacio; vamos a la velocidad que cada paciente requiere, porque no todo el mundo tiene los mismos antecedentes, no todos entienden igual lo que les ocurre ni todos presentan los mismos síntomas... Además requerimos un tiempo para PENSAR, porque no es un trabajo mecánico y automático, sino es un trabajo que requiere pensar en cuál de entre todos los diagnósticos se ajusta más a cada paciente entre los síntomas y signos que presenta, pensar si necesita o no pruebas complementarias y pensar cuál será el manejo más adecuado; individualizando en cada caso según sus peculiaridades.

mujer insomne que consulta a médico somnoliento
Quizás sea difícil entender todo esto para el paciente que dolorido o asustado está esperando a que le llegue su turno... pero tienen que hacer el esfuerzo de comprender que no nos pueden gritar porque nosotros estamos realizando lo mejor que podemos nuestro trabajo, que además es vocacional, en el que nos metimos por ayudar a la gente, no para fastidiarla, y en el que día a día intentamos ser mejores. Y por supuesto han de entender que no somos robots multifunción, que además de médicos también somos personas y en un turno de 24 horas tenemos necesidades (hambre, cansancio, sed) e incluso ¡¡podemos enfermar!!, y aunque lo intentamos, no siempre podemos mantener el ritmo acelerado que se nos exige.


lunes, 2 de junio de 2014

¿Dudas con los ANTICONCEPTIVOS?

Chica joven que se plantea cuál método ACO utilizarLos Anticonceptivos Hormonales (ACH) son un método anticonceptivo reversible que utiliza combinados hormonales sintéticos para evitar la ovulación y/o la implantación.

Muchas mujeres los utilizan por diferentes razones (para terapia de ovario poliquístico, contra el acné, a causa de dismenorrea...); cuando se toman por su efecto anticonceptivo, suelen surgir dudas sobre los tipos, su funcionamiento, sus contraindicaciones o sus efectos secundarios. 

Como al respecto siempre hay mucha sabiduría popular poco fundamentada, con esta entrada pretendo, tras hacer una revisión sobre el tema, ofreceros consejos y respuesta a aquellas dudas que he creído más importantes.

¡¡Espero que os sirva de ayuda!!

A) A la hora de elegir un anticonceptivo hormonal, hay que preguntarse qué métodos existen, cómo se utilizan y cuál es el que se prefiere:

                  -Combinado (Orales, parche, anillo vaginal)
                  -Progestágeno sólo
                  -DIU

1. Combinados Orales: 
-Se comienza con la píldora el 1º día de regla, eligiendo un mismo momento del día(mañana, tarde o noche)
-Toma diaria y descanso o placebo 6 ó 7 días(depende del preparado).
-EXCEPCIONES: Se puede comenzar a tomar la píldora por primera vez en los 5 primeros días del ciclo, o en cualquier momento del ciclo si hay amenorrea y no ha habido riesgo de embarazo.
¿Qué hacer en caso de...?
-Olvido de una 1 píldora: Tomarla en el momento y continuar tomando las siguientes como siempre.
Explicaciones dadas por profesionales-Olvido de ≥2píldoras: Continuar tomando las siguientes que quedan y utilizar preservativo 7 días.
-Vómitos <1 hora: Tomar una píldora de un envase nuevo.
-Vómitos ó diarrea severos >24 horas: suspender AC hasta que cese el proceso y preservativo hasta reinicio de píldora.
-Retraso en comienzo del siguiente envase: Toma píldora en ese momento y utilizar preservativo 7 días.

2. Parche Transdérmico
-El 1º día de regla se coloca el parche sobre la piel sana, limpia sin restos de crema de: Abdomen, Nalgas,  Hombro ó Brazo.
puntos sobre el cuerpo de colocación del parche

-Se cambia el parche cada 7 días (3 semanas), en el mismo día de la semana, el mismo momento del día. Se colocarán en diferente sitio sin que sea necesario cambiar la zona de colocación.
-Se quita el último parche y se deja una semana(la 4ªsemana) de descanso.
-EXCEPCIONES: Se puede prolongar el uso de los parches hasta 6 semanas enlazando un ciclo con otro sin realizar descanso. No deben pasar más de 7 días sin parche.
¿Qué hacer en caso de...?
-Se despega el parche durante ≤ 24h: Pegar el actual o cambiar por otro.
-Se despega el parche durante > 24h: poner uno nuevo, comenzar un nuevo ciclo y utilizar preservativo 7 días.
-Se retrasa cambio de parche ≤48 h: Poner uno nuevo.
-Se retrasa cambio de parche >48 h: poner uno nuevo, comenzar un nuevo ciclo y utilizar preservativo 7 días.
-Retraso en comienzo del siguiente envase: Poner el parche en ese momento y utilizar preservativo 7 días.

3. Anillo Vaginal
-El 1º día de regla se introduce anillo en vagina, manteniéndolo 3 semanas.
-Se retira durante 7 días. Después de esos 7 días se coloca un nuevo anillo comenzando el ciclo de nuevo.
- Siempre colocar y extraer en el mismo momento del día (mañana, tarde o noche), el mismo día de la semana.
Cómo amoldar el anillo a la vagina
-El anillo no debe estar fuera de la vagina más de 3 horas. Si se expulsa, se lava con agua fría y se reintroduce en vagina.
-EXCEPCIONES: Se puede prolongar el uso del anillo 7 días de las 3 semanas establecidas. No deben pasar más de 8 días sin anillo.
¿Qué hacer en caso de...?
-Retraso al comenzar el siguiente envase o más de 3 horas sin anillo: Poner anillo en ese momento y preservativo 7 días.
-Retraso < 7 días en retirar el anillo: Retirar el anillo, 7 días de descanso y comenzar un nuevo ciclo.
-Retraso > 7 días en retirar el anillo: Poner un nuevo, comenzar un nuevo ciclo y utilizar preservativo 7 días.

4. Progestágeno Sólo
-Tipos: 
-Oral (Cerazet): Pauta diaria
-IM: Trimestral
-Subdérmica: cada 3 años.
-Intraútero (DIU Mirena): Cada 5 años. 
-No hay período de descanso. Patrón de sangrado variable: Amenorrea, Sangrado escaso regular/irregular.
-Se puede comenzar este método por primera vez en los 5 primeros días del ciclo, o en cualquier momento del ciclo si hay amenorrea y no ha habido riesgo de embarazo, utilizando preservativo los 7 primeros días.
-Cambio a otro método AC: Como si empezara de nuevo o en cualquier momento si ha habido cumplimiento correcto del anterior AC.
¿Qué hacer en caso de...?
-Oral: Igual que en ACHOcombinados.
-Inyectable:
           -Retraso >15 días en la inyección: Ponerla y preservativo 7 días.
           -Se desconoce el tiempo transcurrido desde la última inyección: Descartar
            embarazo, poner inyección y preservativo 7 días.
-Subdérmico: Si interacción medicamentosa y no ha utilizado otro método, hacer test de embarazo a los 15 días.

5. DIU
-Inserción del DIU:
             -Si estaba utilizando método anticonceptivo poco seguro: durante
               la menstruación.
             -Si estaba con AH ó DIU: Con o sin menstruación.
             -No coitos vaginales ni tampones durante 3 días. Observar una
               posible expulsión. Autocontrol de los hilos después de la menstruación.
-Extracción del DIU:
             -Si desea embarazo: en cualquier momento del ciclo.
             -Si no desea embarazo: durante la menstruación ó 4 días después del
              último coito.
-Si desea cambiar de método hormonal:
             -Coincidiendo con la menstruación se extrae y empieza con el nuevo
              método hormonal.
             -Si no coincide  con la menstruación, se extrae el DIU cuando lleve
              7 días con el nuevo método hormonal.
Imagen modelo de un dispositivo intra uterino
Avisar al médico si…
-Retraso menstrual superior a 15 días en una mujer con ciclos regulares   portadora de DIU.
-Menstruaciones muy abundantes y duraderas.
-Dolor abdominal o dolor en las relaciones sexuales.
-Temperatura >37.5ºC sin causa que justifique la hipertermia.
-No se encuentre los hilos guía o los palpa más largos de lo habitual.




B) Una vez elegido el método, habrá que consultar con el médico prescriptor (normalmente el médico de familia), si existen razones médicas que se lo contraindiquen u otras razones que no le hagan el adecuado.

C) Tras el inicio de la terapia, a veces son necesarios controles analíticos para comprobar que no hay efectos secundarios que indiquen su retirada.

D) Los anticonceptivos hormonales NO PREVIENEN LAS ETS.

Y para concluir, os respondo a otras preguntas frecuentes que las pacientes se hacen al inicio de esta terapia:

¿Los ACH dañan la fertilidad?
No, por lo que se refiere a la tasa de fertilidad a largo plazo. Sin embargo, puede existir un retardo de 2-3 meses, o más tiempo en quedar gestante tras interrumpir la píldora.
Con las modernas formulaciones de baja dosis, el desarrollo folicular ocurre en cuanto se interrumpe su toma, y a finales del día 7 del intervalo sin píldoras, los folículos han desarrollado un tamaño mayor de 7 mm. Esto significa que si se “olvidan” pastillas al principio o al fin del ciclo aumentará el riesgo de ovulación.

¿Es necesario realizar “descansos” después de varios años de tomar la píldora?
No, la reversibilidad de los ACH no es dependiente de la duración de su uso.

¿Es necesario esperar algún tiempo en quedar gestante después de interrumpir ACH?
No, no existen evidencias de riesgo fetal residual en las ex-usuarias de ACH.
El examen ultrasónico puede resolver el problema de edad gestacional incierta.

¿Los ACH producen aumento de peso?
dudas y falsos mitos sobre la utilización de los ACONo existen evidencias que los ACH de baja dosis aumenten el peso corporal. En un ensayo clínico aleatorizado, doble ciego, con ACH de baja dosis, el número de mujeres que ganaron o perdieron peso fue similar, indicando que los cambios de peso probablemente puedan atribuirse a la variación normal. La píldora se utiliza como excusa cuando existe cualquier aumento de peso.














BIBLIOGRAFÍA: http://www.fisterra.com/guias-clinicas/anticoncepcion/
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...